Foto de Hanny Naibaho en Unsplash
El Señor en Su gracia me ha permitido servir por mucho tiempo en el grupo de hombres en nuestra iglesia y he tenido el privilegio de dirigir este ministerio desde ya hace algunos años. En este tiempo he podido ser bendecido y edificado al poder ser parte de este grupo junto con hombres quienes han decidido servir al Señor con un corazón sincero a Él. Hace poco tiempo tuvimos una reunión de liderazgo del ministerio en la cual les compartí acerca de la entrega y servicio verdadero a Dios. Con esta enseñanza me di cuenta que muchos de nosotros como hombres somos muy prácticos al momento de servir (así como en muchas otras actividades) y no nos enfocamos en hacerlo con entrega y pasión porque creemos que es mas importante solamente hacerlo bien.
El Señor me guio a poder enseñar el texto de Lucas 7:36-50 en donde Lucas narra la historia de un religioso que había invitado a su casa a Jesucristo para cenar con él y a una mujer que el texto describe como una pecadora. Es un texto muy conocido debido a la historia de esta mujer que llevaba un perfume y lo derramó sobre los pies de Jesús y con sus cabellos limpió sus lagrimas que caían en los pies del Señor. Cristo hace un contraste entre Simón (el religioso que le había invitado a cenar a su casa) y la mujer que únicamente se describe de ella que era una pecadora. En esta comparación entre Simón y la mujer, Jesús condena el actuar del anfitrión y alaba la actitud de la mujer a pesar que momentos atrás Simón había cuestionado el poder de Jesús al condenar la vida de esta mujer y a esto Jesús le respondió que debido a que esta mujer había sido perdonada tenia una entrega para con Jesús que muchos deberíamos tener.
El mensaje del texto de Lucas que Jesús quería enseñarnos literalmente es "a quien poco se le perdona, poco ama." Lc. 7:47 Muchas veces pensamos que entre mas hagamos por Jesús ,mas vamos a ganar la gracia de Dios como si fuéramos dignos de su perdón, pero no es eso lo que enseña el texto porque la palabra dice que nuestra deuda es impagable y Dios decide perdonarla. Lo que enseña el texto es que como la mujer pecadora se dio cuenta de cuan grave era su pecado lo cual llevo a que entendiera que Cristo ya la había perdonado entonces su entrega por Dios era tan grande como el perdón que había recibido.
Esto me hizo meditar en como es mi amor para Dios, y que yo solo puedo dar lo que recibí de Dios mismo: Mi amor por Él es producto del entendimiento que tengo del perdón que me concedió. Esta mujer la cual el texto menciona como una mujer pecadora no fue invitada a la cena, sin embargo cuando ella se dio cuenta que Jesús iba a estar en casa de este religioso no le importo las etiquetas que la sociedad o que las mismas autoridades religiosas habían puesto sobre ella sino que ella quería estar ante la presencia de su Señor. Esta mujer no estimo su propia comodidad o sus propios bienes, sino que entrego algo que seguramente tenia gran valor como era el perfume que derramo sobre aquel que es digno de todo honor y toda gloria como es Cristo.
Muchas veces nosotros nos desanimamos porque alguien mas no reconoce lo que estoy haciendo para servir a Dios pero si yo realmente he comprendido y valorado el perdón de Dios no voy a querer aparentar para que los demás me miren u opinen de mi, sino que voy a estar entregado de tal manera que a mi solo me importe lo que Dios opine de mi y reconocer que al único que le debo obediencia es a Cristo quien es mi Señor.
¿Cómo es tu conocimiento del perdón de Dios para tu vida, poco o mucho? Eso va a ser consecuente con la entrega que tienes para Dios no solamente para servir sino para estar en su presencia cada día deleitándote en El y a la vez Dios agradándose de tu entrega y pasión por El.
.-Eduardo Barahona
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